Redacción PamiSalud Febrero 25 2024
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En México existen 200 mil personas que reciben terapia sustitutiva y pueden ser candidatas a un trasplante de riñón, afirmó el director general del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) de la Secretaría de Salud, José Salvador Aburto Morales.
“Esta cifra revela la magnitud del problema de salud pública que representa la enfermedad renal crónica, la cual exige costosos tratamientos como hemodiálisis y diálisis peritoneal. De ahí la importancia de fortalecer la cultura de la donación de órganos”, explicó.
Cada año en nuestro país se realizan alrededor de siete mil trasplantes, que pueden ser de riñón, córnea, hígado, corazón, pulmón o tejido musculoesquelético. El 85 por ciento se realiza en el sector público y 15 por ciento en el sector privado.
En promedio, cada año 16 mil 300 personas esperan un trasplante de riñón. Sin embargo, solo se realizan alrededor de tres mil, lo que representa 18.4 por ciento de cobertura. De manera similar, seis mil personas esperan un trasplante de córnea, y se realizan tres mil 500, es decir, 58.3 por ciento de cobertura.
La mayor demanda de trasplantes de riñón se concentra entre los 15 y los 45 años, un segmento de la población en plena etapa productiva que enfrenta disminución considerable de su esperanza de vida si no recibe un órgano.
El trasplante de riñón es de los órganos que más se requieren de un donante vivo. Esto se debe a que el riñón es un órgano par, por lo que, cuando queda uno, se adapta y compensa la función del otro.
En entrevista por el Día Mundial del Trasplante de Órganos y Tejidos, que se conmemora el 27 de febrero, Aburto Morales explicó que hay órganos vitales como el corazón, el pulmón, el hígado y los riñones que, cuando fallan debido a enfermedad, la vida del paciente se encuentra en grave peligro, y en muchos casos el trasplante es la única alternativa viable.
El hígado también puede ser donado en vida, generalmente de un padre o madre a su hijo o hija. El procedimiento consiste en la extracción de un segmento del hígado del donante, que luego se trasplanta al receptor. Tanto el hígado del donante como el del receptor se recuperarán, permitiendo una función hepática adecuada en ambos.
En cuanto a los donantes después del fallecimiento, la edad no es un impedimento, ya que puede ser entre los dos y 80 años. “Existe la idea errónea de que los órganos de las personas mayores no son funcionales, sin embargo, esto no es así. La mayoría son aptos para trasplante, siempre que cumplan los protocolos”, dijo.
Las personas que donan en vida deben tener 18 años o más, estar sanas físicamente y la donación no debe poner en peligro su vida ni su función, conforme establece la ley.
“Nosotros en vida podemos decidir donar nuestros órganos en caso de fallecimiento y dejarlo por escrito en un documento descargable de la plataforma de internet del Cenatra: cenatra.gob.mxdv/“, agregó.
El responsable del órgano rector del Estado mexicano en materia de trasplantes detalló que la importancia de fomentar la cultura de la donación cadavérica, ya que pudiese ser la solución para muchas personas que su vida depende de un trasplante.